Hoy se cumplen nueve años de la muerte de Prince, uno de los artistas más influyentes, enigmáticos y talentosos del siglo XX. Nacido como Prince Rogers Nelson, este genio de Minneapolis redefinió la música pop con su estilo provocador, una fusión única de funk, rock, R&B y soul. Prince no solo fue un virtuoso multiinstrumentista, sino también un innovador que rompió barreras de género, estilo y sexualidad, dejando un legado artístico que sigue inspirando a músicos de todo el mundo.

Su carrera despegó en los años 80 con álbumes como 1999, Purple Rain y Sign o’ the Times, que lo catapultaron a la fama mundial. Con más de 100 millones de discos vendidos y múltiples premios Grammy, Prince se convirtió en un ícono global, reconocido por su puesta en escena explosiva, su vestuario excéntrico y su control absoluto sobre su música. Fue pionero en la independencia artística, llegando a enfrentarse con las discográficas para mantener los derechos de su obra.

En lo personal, Prince era reservado, espiritual y extremadamente disciplinado. Llevó una vida privada muy hermética, marcada por momentos de introspección y compromiso con causas sociales. Fue testigo de Jehová, evitaba el alcohol y promovía un estilo de vida saludable, aunque también enfrentó dolores físicos crónicos a lo largo de su carrera debido a sus exigentes actuaciones en vivo.

El 21 de abril de 2016, Prince fue encontrado muerto en su residencia de Paisley Park, en Minnesota. La autopsia reveló que la causa de su muerte fue una sobredosis accidental de fentanilo, un opioide sintético extremadamente potente. Su fallecimiento conmocionó al mundo entero, y abrió un debate sobre la crisis de los analgésicos recetados en Estados Unidos. A día de hoy, Prince sigue siendo recordado como un genio musical irrepetible, cuya obra sigue viva en cada acorde, cada baile y cada revolución creativa.

Redacción (Agencias).