La catalana desata el caos en redes entre misticismo, filtraciones accidentales y una lista de colaboraciones que podría cambiarlo todo.

Cuando Rosalía decide ponerse mística, el internet arde. Y con Lux, su cuarto álbum tras tres años de trabajo, la cosa no iba a ser menos. Lo que nació como un viaje de fe y transformación se ha convertido en un fenómeno viral cargado de simbolismo cristiano… y de preguntas sobre si estamos ante la nueva evangelización del pop.

Los que ya habíamos caído rendidos ante esas imágenes de la artista corriendo por Gran Vía vestida de ángel o presentándose cual figura mesiánica en Callao, ahora directamente estamos en el suelo. Lux llega con una profundidad, una estética y una intención que confirman que todo lo que toca Rosalía lo vuelve oro… o lo convierte en un incendio en redes.

Un “despiste” demasiado conveniente

La semana pasada, en un mensaje de agradecimiento a Dios y a las mujeres que la inspiran, Rosalía soltó la bomba: una foto de su pizarra de trabajo. Lo que parecía un esquema de procesos se transformó en una lluvia de teorías sobre posibles colaboraciones de infarto.

Entre los títulos del disco se veían nombres que podrían protagonizar la gala más épica de la historia: Lady Gaga, Beyoncé, Ariana Grande, Kate Bush y hasta Mariah Carey. Pero la guinda fue ese misterioso “RIH” junto a un tema inédito llamado Me relajo, que muchos fans han interpretado como una señal de Rihanna.

Aunque La Perla ya incluye a Yahritza y su Esencia, la aparición del nombre de Beyoncé ha reavivado el rumor de una versión deluxe de Lux. Y, si sumamos las interacciones digitales entre Rosalía y Gaga, la posibilidad de un dueto entre ambas ya no suena tan descabellada.

Más allá del salseo

Pero el corazón de este proyecto va mucho más allá de la pizarra misteriosa. Lux es mística femenina, es transformación, es espiritualidad. Rosalía confirma que es “muy distinto a lo que he hecho”, un álbum con “una paleta más orquestal y una temática diferente”.

Eso se nota especialmente en Berghain, el primer single, que sorprende por su orquestación, su lirismo y por escuchar a Rosalía cantar en alemán. El tema, grabado con la Orquesta Sinfónica de Londres, funciona como un oratorio moderno donde la artista explora el duelo, la luz y sus propias sombras. Y entre idiomas, es en español donde se desnuda por completo:

“Yo sé muy bien lo que soy… solo soy un terrón de azúcar”.

Una diva iluminada

La estética de Lux abraza la imaginería cristiana con la contundencia de Madonna y con la teatralidad de Lady Gaga, pero añade una profundidad inesperada. Rosalía se sumerge en referentes como Rabia al Adawiyya o Simone Weil, cuya frase “El amor no es consuelo, es luz” define el espíritu del álbum.

Con colaboraciones reales que ya incluyen a Björk y Estrella Morente, Lux se erige como un puente entre tradición, vanguardia y misticismo. Rosalía no solo lanza un disco: lanza una misión artística, demostrando que el pop puede ser culto, arriesgado y luminoso a la vez.

Redacción (Agencias).