Marty Friedman ha recordado la incómoda atmósfera que se vivió durante sus últimos días en Megadeth, recordando su último concierto, en el que además acabó sufriendo un ataque de pánico. 

No en vano, aquella no era una buena época para unos Megadeth que estaban eclipsados por la llegada de géneros como el nú-metal. En 1999, la banda lanzaba ‘Risk‘, un “riesgo” innecesario teniendo en cuenta que el álbum fue recibido con críticas mixtas.

Ahora, en sus memorias ‘Dreaming Japanese‘, que han sido compartidas por la Rolling Stone (vía Ultimate Guitar), Friedman recuerda cómo a Megadeth, en aquella época, se les promocionaba junto a burritos baratos, demostrando que la popularidad de la banda estaba en mínimos históricos.

«Como acababa de dejar Megadeth con sólo un puñado de conciertos antes de nuestras vacaciones de Navidad, el ambiente en la banda era tan incómodo como trabajar con una compañera de trabajo a la que acabas de dejar. El último concierto fue el 22 de diciembre en Corpus Christi, Texas, en un puto bar de deportes. La marquesina decía ‘ESTA NOCHE: MEGADETH y Burritos a $3.50′».

No se puede decir que la situación no fuera decadente.

«En retrospectiva, es gracioso, pero, en aquel momento, apestaba. Odiaba ver a mis compañeros mirar el cartel y sentir cómo se desvanecía su legado. Hicimos vibrar el local como si fuera un estadio, y el escaso público se fue contento, pero yo estaba desanimado«.

Un ataque de pánico

Llegando a las vacaciones de Navidad, Friedman experimentó un ataque de pánico tan potente que sintió que estaba sufriendo un ataque al corazón. Su entonces esposa, Chihiro, tuvo que llamar a una ambulancia: «Sentí como si mi corazón fuera a explotar. Pensé que había comido algo en mal estado. Entonces, me empezó a doler demasiado como para pensar. Me caí del sofá y no podía moverme. El corazón se me aceleraba como a un cocainómano a punto de sufrir un paro cardíaco, y las palpitaciones eran tan fuertes que me dolían los músculos del pecho. Maldita sea, ¿podría ser un ataque al corazón?».

«Alguien me llevó a urgencias. Estaba tan asustado que me agitaba como si tuviera un ataque de epilepsia».

Rápidamente, un médico identificó que Marty sufría un “inusualmente fuerte ataque de pánico”. Friedman, entonces, llamó al tour manager de Megadeth, que le contestó con la siguiente frase: «No me estarás diciendo que te vas a perder la gira, ¿verdad?».

«‘¡Tío, no puedo andar! Estoy tumbado de espaldas en Urgencias temblando como un imbécil en medio del desierto de Arizona. Todavía no tengo ni idea de lo que está pasando. Así que, ¡que se jodan todos y que se joda toda la jodida gira! Eso no va a pasar«.

Al final, pese a todo, Friedman se vio obligado a tocar, aunque hasta el último momento dudó de su capacidad para hacerlo: «Ni siquiera podía mantenerme erguido. ¿Cómo demonios iba a tocar la guitarra? Practiqué andando con Chihiro, y el día del concierto ya podía andar solo a paso de tortuga».

Su esposa, eso sí, le ayudó “a cada paso” hasta que llegó el último concierto.

«Sin embargo, en cuanto empecé a tocar, volví a tener el control absoluto, como si nada hubiera pasado. Actué con abundante agresividad y realicé mis movimientos normales en el escenario sin pausa. Cuando me acercaba a David o Dave para tocar en tándem, me miraban perplejos. Para ellos, en un momento estaba con ansiedad y no podía andar, y al siguiente estaba arrasando en el escenario, como siempre».