«Johnny B. Goode»: El himno definitivo del rock and roll cumple 66 años
Hubo un tiempo en que el rock and roll era un vehículo para que los jóvenes de bajos recursos escaparan de la pobreza y construyeran una carrera. Antes de que descendientes de la aristocracia terrateniente comenzaran a formar bandas como The Wallflowers o The Strokes, el género representaba una vía real de ascenso social.
En su esencia más pura, la música ha sido una forma de arte accesible para quienes no nacieron ricos. Desde Monteverdi y Haydn hasta Duke Ellington y Howlin’ Wolf, los grandes nombres de la música surgieron por su talento, no por su linaje. «Johnny B. Goode» de Chuck Berry captura como ninguna otra canción esa idea: la posibilidad de transformar la destreza con una guitarra en una vida de éxito.
Un relato semiautobiográfico… con matices
Berry escribió «Johnny B. Goode» en 1958, durante una gira por Nueva Orleans. La historia oficial dice que es autobiográfica: un joven sin estudios, proveniente del sur rural, se convierte en un famoso guitarrista. Sin embargo, la realidad es más compleja:
- Berry no era del Sur Profundo, sino de St. Louis, una ciudad cosmopolita del Medio Oeste con una rica tradición musical.
- No era analfabeto; tenía estudios y hasta utilizó la palabra «omit» en su canción «Little Queenie».
- Tampoco era un campesino; tenía un título en peluquería y cosmetología.
- La canción, en realidad, fue escrita pensando en el pianista Johnnie Johnson, su frecuente colaborador, quien años más tarde demandó a Berry reclamando coautoría en varios éxitos.
Así que, salvo por no ser del sur, ni campesino, ni analfabeto, ni llamado Johnny, Berry era exactamente como el protagonista de su canción más famosa.
La grabación y su impacto
Berry grabó la canción en 1958, acompañado de una banda que incluía al legendario Willie Dixon, compositor de clásicos como «Spoonful» y «Back Door Man». Irónicamente, Berry solía tocar en vivo con bandas locales que contrataba sin ensayar previamente, lo que generaba situaciones caóticas en el escenario. Bruce Springsteen, quien en su juventud fue parte de una de estas bandas de apoyo, recordaba cómo Berry cambiaba de tono en mitad de la canción sin previo aviso.
El impacto de «Johnny B. Goode» trascendió generaciones. Fue lanzada en un periodo de fuerte segregación racial en EE.UU., y su letra original —»pequeño niño de color»— fue modificada a «pequeño niño de campo» por razones de marketing.
Curiosamente, aunque Berry moldeó el sonido del rock y ha sido una influencia clave para generaciones de músicos blancos, su impacto en la música negra estadounidense fue mínimo, un fenómeno similar al del compositor Aaron Copland, conocido por escribir música sobre vaqueros sin formar parte de su cultura.
Un legado inmortal
Producida por Leonard y Phil Chess en Chess Records, la canción pasó 15 semanas en las listas estadounidenses, alcanzando el puesto número 8. Décadas después, la grabación original de Berry fue seleccionada para viajar en una cápsula al espacio exterior, como testimonio de lo que la humanidad había logrado en el arte sonoro.
«Johnny B. Goode» sigue siendo un himno atemporal que celebra la esencia del rock and roll: la energía, la ambición y la creencia en que una guitarra y talento pueden cambiarlo todo.
Redacción
Fotografía · Crónica Sonora
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