El guitarrista de Skid Row, Dave “The Snake” Sabo, ha recordado el increíble tratamiento que recibió por parte de Eddie Van Halen cuando salió de gira junto a su banda en 1995. Charlando con el presentador Trevor Joe Lennon (vía Ultimate Classic Rock), el hacha cuenta lo siguiente: 

«Nos trataron genial. Veía a Eddie todos los días. Quería ver la prueba de sonido todos los días, porque soy un fanático. Y quería estar cerca de él y de su forma de tocar tanto como pudiera mientras estábamos de gira. Solía subir al escenario justo antes de su prueba de sonido, y él se acercaba a mí y nos abrazábamos, me daba un beso en los labios y me preguntaba cómo estaba. Era un encanto«.

Pero no sólo de cariño va la cosa, porque Eddie Van Halen también era generoso con sus regalos. Tanto Dave como su compañero Scotti Hill se quedaron con la boca abierta cuando Eddie tuvo un detalle increíble con ellos: “Estábamos hablando de sus amplificadores, y en ese momento estaba trabajando con Peavey y haciendo los amplificadores 5150 con la marca y haciendo las guitarras Wolfgang a través de Peavey también», explicó. «Y yo le dije: ‘Esos amplificadores son increíbles’. Y él: ‘¿En serio? Vale, guay’”.

«Unos días más tarde, estábamos tocando en Camden, Nueva Jersey, en un anfiteatro, y todos seguíamos viviendo en Jersey», continúa. «Así que fuimos en nuestros propios coches. Fue genial poder llegar en nuestros propios vehículos, y un montón de familiares y amigos estaban allí. Entramos en la parte de atrás y nos vio a Scotti y a mí. Él va y nos dice: ‘Hey, hey, chicos, venid aquí. Tengo algo para vosotros’. Y tenía dos de los combos 5150 esperándonos como regalo. Y yo estaba como: ‘Tienes que estar bromeando, hombre. Eddie Van Halen nos está dando su amplificador personalizado. Es una locura’. Y por eso mi corazón siempre tendrá un lugar especial para Eddie».

Además, Sabo pudo “pasar algo de tiempo” con Sammy Hagar y Alex Van Halen, aunque con quien mejor se llevó, aparte de Eddie, fue con Michael Anthony, bajista del conjunto: «Detrás de su línea de amplificadores tenía una especie de bar llamado Mad Anthony’s Cafe», recuerda. «Y nos íbamos allí a tomar chupitos con él durante el concierto, de Jack Daniel’s y cosas así. Era muy divertido. Y de vez en cuando iba a jugar al golf con él. A día de hoy, de nuevo, tiene los pies en la tierra, es humilde y un tipo encantador. Así que mis recuerdos están llenos de admiración, respeto y gratitud».